Caros conferenciantes...

La conferencia de Málaga debió salirle cara a la Corporación Tecnológica de Andalucía, que fue quien abonó, al parecer, la mayor parte de los gastos. El ex vicepresidente norteameriano Al Gore cobró 180.000 euros, más los pasajes de tres personas que le acompañaron en el viaje y estancia vips en Málaga. El último prsidente de la URSS, Mijail Gorvachov, que no asistió en persona sino que intervino a través de videoconferencia, tiene un caché de 45.000 euros por conferencia. El que menos percibió fue el ex prsidente español Felipe González, que se cotiza a 25.000 euros.
Cara conferencia para la escasa proyección que tuvieron sus contenidos. Es de suponer que la administración andaluza sabrá cómo rentabilizarla por otras vías. En todo caso, si quienes poseen el saber y la experiencia lo van impartiendo a estos precios tan altos, sólo llegan a las élites. La democratización del conocimiento es la nueva utopía del mundo.

La imagen de Andalucía

El foro recientemente celebrado en Málaga por la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa de Junta de Andalucía contó con unos conferenciantes de lujo. Participaron el ex-vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore; el ex-presidente de la URSS, Mijal Gorvachov, y el ex-presidente español Felipe González, entre otras personalidades preocupadas por el desarrollo de las nuevas tecnologías en el mundo globalizado. El consejero Francisco Vallejo tiene una preocupación razonable:

-. Estamos impulsando desde Andalucía el desarrollo tecnólogico y científico más que nunca antes se había hecho. Nuestra realidad es mucho más avanzada que la que se proyecta en los medios de comunicación. Y, sin embargo, no conseguimos proyectarla al exterior.

Esta queja se la hemos escuchado al consejero Vallejo en más de una ocasión, porque su departamento no consigue 'vender' el cambio que se está experimentando. Fuera de la comunidad, se sigue viendo a Andalucía por los estereotipos del siglo XIX, con una imagen folclórica y festera... en el mejor de los casos. Otras como las de la corrupción urbanística de Marbella, las mafias de los países del Este asentadas en la Costa del Sol o las pateras de africanos tratando de alcanzar sus costas son la materia informativa que más se exporta en estos tiempos. Andalucía no consigue lanzar su imagen de cambio -que es real, aunque lento- a la sociedad de la comunicación. Ni siquiera llega a los propios andaluces.

La corrupción urbanística

Faltan siete meses para las elecciones municipales en España y ya se van destapando, en toda su escandalosa realidad, numerosos casos de corrupción urbanística. Los partidos mayoritarios, los que más poder municipal acaparan, creen ver en los escándalos del adversario un filón sustancioso para descalificarlo y sustituirle en el poder. Pero la corrupción anida también en sus propios cuarteles, porque el boom inmobiliario de la última década en nuestro país ha mermado la honradez de los munícipes hasta extremos insospechados. No se sabe si se han beneficiado mucho o poco los partidos; lo que es seguro es que han sido las personas que los representan quienes se han lucrado de la oportunidad, dando pelotazos millonarios sin escrúpulos. De manera que en esta guerra va a tener poca eficacia para Socialistas y Populares la táctica del 'y tú más'. Queda mucho tiempo para la campaña de las municipales y ya comienzan a parecerse ambos a los dos campesinos garrulos pintados por Goya, aquellos que se entierran hasta las rodillas para llegar, en la lucha a mamporros, hasta acabar con el adversario. Singular encarnizamiento que puede acabar provocando una segunda enfermedad política tan preocupante como ésta: la aparición de partidos locales, montados para aprovechar la estela de descrédito y capitaneados por candidatos populistas, que hagan crónico el mal. Y mientras, la sociedad ya desencantada con la clase política aumenta su desconfianza un poco más todavía. La corrupción está carcomiendo el sistema en este país.