lunes, diciembre 28, 2015

LOS PERROS DEL HORTELANO


¿A qué juegan los barones territoriales del PSOE? No cabe mayor inoportunidad que una crisis interna ahora en el partido del que depende, en buena parte, el futuro político del  país. Están en el filo de la navaja el presente y el futuro inmediato, son los socialistas una fuerza determinante para marcar rumbos en estos tiempos tan inciertos... ¡y se enzarzan en zancadillas y navajeos contra su secretario general! Menos mal que lo que más las preocupa es España...

Es complicado entenderlos, saber a qué juegan si se excluye el factor ansia de poder de algunas de sus baronías territoriales. ¿Cómo entender ese acoso con pretensiones de derribo cuasi inmediato, en menos de dos meses, de su candidato? ¿cómo entender esa tutela a la que le están sometiendo?  Puede ocurrir que haya  repetición de elecciones generales y congreso socialista para elegir candidato casi a la vez. ¡Qué disparate! Entre esto y el esperpento de Cataluña, dan ganas de...

Lo dijo Felipe González, el respeto a cuyas opiniones en el PSOE es bien conocido; confesó el ex-presidente  que Sánchez no había sido su candidato en las primarias, que él no lo había votado, pero que lo defendería y apoyaría porque es el secretario general que el partido eligió. Ganó unas primarias con casi la mitad (49%) de los votos de la militancia socialista, frente al 36% que obtuvo el segundo candidato, Eduardo Madina. Sánchez fue ratificado después por un congreso extraordinario, en julio de 2014, al que se presentó como aspirante único.

Ya desde la noche del mismo día 20 comenzó el acoso. No lo quieren y le recuerdan, cada dos por tres, quién tiene el poder en el partido. El espectáculo de desautorización y ridículo permanente al que lo están sometiendo  ante los demás partidos y ante la opinión pública en general es vergonzoso y reviste un enorme peligro. Si en política valiera el orgullo, sería para que este hombre saliera corriendo. En caso de tener que competir en unas nuevas elecciones, que será lo más probable, saldrá a la palestra con mucho menos crédito electoral: y si los socialistas cambian de cartel, tanto peor les puede ir... 

Pero vamos al origen de la vendetta. ¿Cuándo, en qué declaración pública sobre posibles pactos omitió Pedro Sánchez  la línea roja de la integridad de España y la defensa cerrada de la Constitución? Digan en cuál; busquen en las hemerotecas, fonotecas y videotecas, a ver si en la semana del 20 al 27  se desdijo de sus públicos compromisos. ¿A qué vino la declaración de Susana Díaz sobre la línea roja contra el referéndum que propone Podemos en Cataluña?,  ¿hizo la advertencia porque vio veleidoso y cambiante a Pedro Sánchez... o lo hizo para recordarle que es ella la que manda desde el poderoso PSOE andaluz? ¿Era necesaria esa puntualización?, ¿era preciso impulsar, fuera de la cultura del partido como está,  esa iniciativa, un documento cerrado al comité federal  suscrito por algunas baronías?  Claro que no; como se ha visto en las sesiones previas al comité recién celebrado, se trataba de seguir poniéndole cerco al secretario general, de advertirle que está condicionado a lo que le exijan las susodichas baronías territoriales (no todas).

Un cerco que equivale a que obvian los resultados de las primarias, como han hecho en otras ocasiones. Los socialistas deberían ser coherentes y reconocer de una vez por todas que,  aunque las instituyeron como un signo de democracia interna, las primarias les han dado más sustos que estabilidad y han aportado a su funcionamiento interno unos enfrentamientos y unas prácticas desde las sombras poco rentables. Por eso, cuando alguien como Pedro Sánchez, elegido en primarias con un resultado claro, no les gusta, van a por él y se olvidan de quienes lo eligieron secretario general. 

Para el poco tiempo que lleva en el cargo, con la sociedad indignada contra los políticos del PP y del PSOE y con dos formaciones emergentes que roban votos por doquier, los resultados globales de los socialistas no son un fracaso tan estrepitoso (excepto en Madrid, que ahí sí) de su secretario general.  ¡Y van y le piden que reconozca públicamente que los resultados fueron malos, que se fustigue, que se humille..! ¿Para qué?,  ¿para reconocer que en Andalucía fueron mejores? Sí, pero puestos a ser puntillosos, ¿habría  que  culpar a Susana Díaz de haber obtenido aquí doscientos mil votos menos esta vez que en las elecciones de 2011? No tiene sentido este ejercicio de escarnio público.

Por otra parte, la experiencia  sugiere que un candidato necesitará dos elecciones para alcanzar la presidencia del gobierno. Pero las baronías territoriales parecen no querer permitirle una segunda oportunidad a Pedro Sánchez. Ellos sabrán si tienen alguien mejor.

La altura de miras y la grandeza de la política escasean en el PSOE de este momento. Pero España  no está para dudas hamletianas, discusiones de patio de vecinos ni galgos de Lucas.


La jauría del hortelano...