sábado, septiembre 23, 2017

Ay, Cataluña, Cataluña...

Parece que los independentistas están ganando la batalla del lenguaje con sus mentiras y sus deformaciones sobre lo que está ocurriendo en Cataluña como respuesta del Estado (que no del gobierno, no hay que confundir) al desafío que vienen perpetrando. Hay que empezar a clarificar las cosas y a repetirlas hasta el cansancio para que la tibieza y el silencio no se conviertan en campo abonado para los delincuentes.

Vamos a ver...

La  respuesta al referéndum ilegal es proporcionada (y puede que hasta ahora se esté quedando, incluso, un poco corta para neutralizar la ofensiva callejera) y es la que merecen la desobediencia institucional del govern y el parlament catalanes.

Invocan la democracia, cuando son ellos los que se han saltado todas las reglas democráticas, desobedeciendo las decisiones de la justicia del Estado.

Dicen que les privan de sus competencias para gobernar, cuando lo que se ha actuado hasta ahora ha sido para garantizar, precisamente, la ley y  la gobernabilidad en Cataluña. Todo lo demás actuado lo está siendo para cumplir con la legalidad.
   
El derecho a decidir, tan invocado por los independentistas,  es una falacia y una mentira que parece haber contagiado hasta a los no soberanistas.  A ver... El derecho a decidir se practica dentro de la legalidad vigente, pero nunca es admisible -ni en nuestra Constitución ni en el Derecho Internacional- como vía para salirse del Estado español. Dentro del marco de libertades establecido, desde nuestra Carta Magna hasta la Carta de Naciones Unidas pasando por las normas de la Unión Europea, el derecho a decidir es personal, pero no puede perjudicar el derecho de los demás (todos los españoles, a los que ampara la Constitución de 1978), que sería su consecuencia en este caso. Ningún ciudadano puede actuar impunemente contra la Ley, y la ley ahora mismo es la Constitución. Si se admitiera esa discrecionalidad, se podrían articular mayorías sociales para los más variopintos referéndums; por ejemplo, para limitar la entrada de más inmigrantes (como el muro de EEUU en la frontera de Méjico), o para restablecer la pena de muerte, o para suprimir la solidaridad interterritorial entre comunidades españolas, por ejemplo.

 La democracia representativa tiene unas reglas de juego claras, las elecciones, que se canalizan a través de las instituciones universalmente aceptadas: las mayorías ganan respetando los derechos de las minorías, y las minorías aceptan los resultados de las urnas para la representación política o para cuestiones puntuales que sean aceptables según la Declaración universal de los Derechos Humanos. No bastaría con que una mayoría de la población apoyara esas prácticas. Por ejemplo: yo quisiera que Portugal y España se unieran en una federación Ibérica, pero si no encuentro apoyos políticos para ello, me tendré que resignar a no conseguirlo; yo quisiera ser rico, pero no es legalmente aceptable que lo consiga atracando bancos o robando; yo quisiera vivir en una comunidad con más riquezas económicas que la mía, pero eso no permite desengancharse del compromiso de contribuir por solidaridad interterritorial con las que son más débiles... Es decir, no basta con que una mayoría clara de la población quisiera la independencia en Cataluña (hecho que por cierto no se da), sino que ese objetivo deberían plantearlo desde la Ley. Política, negociación..., pero nunca imposición ni salida unilateral y a la brava.

¿Y la autodeterminación? La autodeterminación sólo es reconocida por la legislación y los organismos internacionales (Carta de Naciones Unidas) para los casos de ocupación militar de un territorio, dominación colonial o por agresión grave y flagrante contra una minoría nacional. Pero tampoco ninguno de estos supuestos se da en Cataluña. El derecho a segregarse de un país no lo contempla ninguna Constitución en el mundo. Ni prevé la ONU el derecho de secesión unilateral de parte de un país con régimen democrático; el principio de integridad territorial es irrenunciable, salvo los casos antes referidos.

¿Saben por qué los independentistas tiran por la calle de enmedio? Porque saben que ninguna legislación, ni ninguna institución internacional les apoya. Y se tiran al monte, despreciando el respeto a las normas, a las Leyes y a los derechos de todos los españoles, porque a todos los espaloles nos concierne Cataluña. 

Y apelan a la mentira (a la posverdad, se dice ahora), a la emotividad de los catalanes..., pero no les informan. No les dicen, por ejemplo, que una Cataluña independiente sin el consentimiento de España no podría ser miembro de la Unión Europea, porque para serlo tendría que recibir el voto unánime -unánime- de los Estados que la integran cuando pidiera la adhesión. No les dicen que la independencia conllevaría automáticamente la suspensión, el corte del grifo de todas las políticas y ayudas comunitarias, del uso del euro, de los  intercambios comerciales. No les dicen que su república sólo sería tal si la reconocen los demás Estados, y eso no se produciría, al menos, durante decenios. No les dicen que su PIB caería de manera importante, que pasarían un tiempo acaso sin dinero suficiente para pagar la educación, la sanidad, las pensiones (salvo que el 'honorable' Pujol y su familia, más el resto de corruptos de sus governs les devolvieran todo lo que han robado durante décadas); que volverían las fronteras...

¿Que España roba a Cataluña? Qué cara más dura... Un ejemplo cercano: Cataluña ha recibido la tercera parte de las ayudas financieras que el gobierno central ha dado a las comunidades autónomas, es decir, el doble que Andalucía: 67.000 millones de euros en el último quinquenio, para que pudiera atender el pago de sus servicios públicos (educación, sanidad, funcionarios, etc.). Pero con esa mentira, repetida como un mantra continuo, han ido asentando entre la población un sentimiento victimista y de  agravio que muchos catalanes se han creído y que ha ido generando desafección a raudales hacia España. Cataluña fue la comunidad autónoma que más inversiones estatales recibió en los últimos veinticinco años, habiendo otros territorios más necesitados que aquel. Si quieren un ejemplo de cómo se administran, ahí va este: el rebelde Puigdemont tiene un sueldo de 145.000 euros anuales, casi el doble que el presidente del gobierno. ¿Quién roba a quién?

¿Tanto nos concierne  al resto de los españoles una hipotética secesión de Cataluña? Claro que sí. De entrada, económicamente perderíamos cerca de 20 por ciento de nuestro PIB, que se genera allí. Cataluña vende a España 46.000 millones de euros cada año. Pero ellos perderían parte del mercado interior que suponen las comunidades autónomas españolas. España tendría que pagar la parte de deuda que correspondería pagar a Cataluña, muy probablemente;  se perdería dinamismo empresarial, se perdería empleo, capital humano cualificado, porque a los catalanes se les han dado recursos sin cuento para preparar a investigadores, técnicos,  empresarios, profesionales... durante el último siglo para tenerlos callados, dicho a la manera llana... Se deslocalizarían muchas empresas por la inestabilidad que produciría la situación política; tendrían que afrontar el aislamiento económico, la salida del euro , la desvinculación del BCE, sin fondos estructurales de la UE, el lógico impacto en la prima de riesgo en una comunidad cuya deuda sigue calificada como bono basura por las agencias de rating... En definitiva, un pésimo negocio para ambas partes.

La Cataluña de la CUP es una bomba, pero ahí está, dominando  al govern, encabezando la rebeldía, despreciando a la mitad del  parlament... y con el silencio (¿cómplice?) de la burguesía catalana.

El desafío al Estado con un referéndum ilegal es la pantalla, porque el meollo de la cuestión está en las leyes de desconexión aprobadas por medio parlament y el objetivo de declarar la república sí o sí, salga lo que salga, se celebre o no se celebre el simulacro del día 1 de octubre.

Pero todavía hay catalanes que parecen no querer entender la situación a la que aboca este órdago secesionista, una situación que se puede llevar por delante no sólo su aventurerismo, sino la fortaleza misma de todo el Estado, incluída la propia Cataluña.

Puigdemont y su pandilla deberían haber seguido más el ejemplo de Tarradellas, pero parecen seducidos por la épica de Companys, que acabó, como todos sabemos, entre rejas y con una república que duró menos de  mediodía. 




lunes, diciembre 28, 2015

LOS PERROS DEL HORTELANO


¿A qué juegan los barones territoriales del PSOE? No cabe mayor inoportunidad que una crisis interna ahora en el partido del que depende, en buena parte, el futuro político del  país. Están en el filo de la navaja el presente y el futuro inmediato, son los socialistas una fuerza determinante para marcar rumbos en estos tiempos tan inciertos... ¡y se enzarzan en zancadillas y navajeos contra su secretario general! Menos mal que lo que más las preocupa es España...

Es complicado entenderlos, saber a qué juegan si se excluye el factor ansia de poder de algunas de sus baronías territoriales. ¿Cómo entender ese acoso con pretensiones de derribo cuasi inmediato, en menos de dos meses, de su candidato? ¿cómo entender esa tutela a la que le están sometiendo?  Puede ocurrir que haya  repetición de elecciones generales y congreso socialista para elegir candidato casi a la vez. ¡Qué disparate! Entre esto y el esperpento de Cataluña, dan ganas de...

Lo dijo Felipe González, el respeto a cuyas opiniones en el PSOE es bien conocido; confesó el ex-presidente  que Sánchez no había sido su candidato en las primarias, que él no lo había votado, pero que lo defendería y apoyaría porque es el secretario general que el partido eligió. Ganó unas primarias con casi la mitad (49%) de los votos de la militancia socialista, frente al 36% que obtuvo el segundo candidato, Eduardo Madina. Sánchez fue ratificado después por un congreso extraordinario, en julio de 2014, al que se presentó como aspirante único.

Ya desde la noche del mismo día 20 comenzó el acoso. No lo quieren y le recuerdan, cada dos por tres, quién tiene el poder en el partido. El espectáculo de desautorización y ridículo permanente al que lo están sometiendo  ante los demás partidos y ante la opinión pública en general es vergonzoso y reviste un enorme peligro. Si en política valiera el orgullo, sería para que este hombre saliera corriendo. En caso de tener que competir en unas nuevas elecciones, que será lo más probable, saldrá a la palestra con mucho menos crédito electoral: y si los socialistas cambian de cartel, tanto peor les puede ir... 

Pero vamos al origen de la vendetta. ¿Cuándo, en qué declaración pública sobre posibles pactos omitió Pedro Sánchez  la línea roja de la integridad de España y la defensa cerrada de la Constitución? Digan en cuál; busquen en las hemerotecas, fonotecas y videotecas, a ver si en la semana del 20 al 27  se desdijo de sus públicos compromisos. ¿A qué vino la declaración de Susana Díaz sobre la línea roja contra el referéndum que propone Podemos en Cataluña?,  ¿hizo la advertencia porque vio veleidoso y cambiante a Pedro Sánchez... o lo hizo para recordarle que es ella la que manda desde el poderoso PSOE andaluz? ¿Era necesaria esa puntualización?, ¿era preciso impulsar, fuera de la cultura del partido como está,  esa iniciativa, un documento cerrado al comité federal  suscrito por algunas baronías?  Claro que no; como se ha visto en las sesiones previas al comité recién celebrado, se trataba de seguir poniéndole cerco al secretario general, de advertirle que está condicionado a lo que le exijan las susodichas baronías territoriales (no todas).

Un cerco que equivale a que obvian los resultados de las primarias, como han hecho en otras ocasiones. Los socialistas deberían ser coherentes y reconocer de una vez por todas que,  aunque las instituyeron como un signo de democracia interna, las primarias les han dado más sustos que estabilidad y han aportado a su funcionamiento interno unos enfrentamientos y unas prácticas desde las sombras poco rentables. Por eso, cuando alguien como Pedro Sánchez, elegido en primarias con un resultado claro, no les gusta, van a por él y se olvidan de quienes lo eligieron secretario general. 

Para el poco tiempo que lleva en el cargo, con la sociedad indignada contra los políticos del PP y del PSOE y con dos formaciones emergentes que roban votos por doquier, los resultados globales de los socialistas no son un fracaso tan estrepitoso (excepto en Madrid, que ahí sí) de su secretario general.  ¡Y van y le piden que reconozca públicamente que los resultados fueron malos, que se fustigue, que se humille..! ¿Para qué?,  ¿para reconocer que en Andalucía fueron mejores? Sí, pero puestos a ser puntillosos, ¿habría  que  culpar a Susana Díaz de haber obtenido aquí doscientos mil votos menos esta vez que en las elecciones de 2011? No tiene sentido este ejercicio de escarnio público.

Por otra parte, la experiencia  sugiere que un candidato necesitará dos elecciones para alcanzar la presidencia del gobierno. Pero las baronías territoriales parecen no querer permitirle una segunda oportunidad a Pedro Sánchez. Ellos sabrán si tienen alguien mejor.

La altura de miras y la grandeza de la política escasean en el PSOE de este momento. Pero España  no está para dudas hamletianas, discusiones de patio de vecinos ni galgos de Lucas.


La jauría del hortelano... 

lunes, mayo 28, 2012

Bankia, el agujero del PP

El agujero de Bankia es el primer gran fiasco imputable íntegramente al gobierno del Partido Popular. Se ve que quieren salir del embrollo como si no fuera con ellos, pero resulta evidente que este torpedo les ha impactado de pleno. El cráter de Bankia lo han provocado las Cajas de Madrid y Valencia, con gobiernos que son del mismo signo conservador desde hace más de quince años. De manera que todo el 'mérito' para la desconfianza mundial que ha provocado este engaño de proporciones aún por determinar le es imputable al PP. Llevan un mes suministrándonos en dosis la gran mentira: hoy dicen que el descubierto es de mil millones, para admitir mañana que eran cincomil y pasado reconocer ya que el agujero es de veintemil millones, y así un día tras otro. En este caso, no le vale a Rajoy disculparse con la herencia recibida del gobierno de Zapatero. Este es el gran fallo, el gran pufo, el problema genuino de Rajoy y de su partido. No bastará con culpabilizar al gobernador Fernández Ordóñez, haciendo -de paso- una torpísima política de tierra quemada con la institución Banco de España. La sangría se produjo en Madrid y Valencia, en una cajas politizadas al extremo, y algo tendrán que ver en Esperanza Aguirre y los gobiernos de Francisco Camps. Lo ocurrido en Bankia nos pone justo a un paso del precipicio. A un solo paso, sí, porque la desconfianza es tal que si se descubrieran más mentiras en la situación de otro par de bancos -cosa nada improbable en las inspecciones que les van a practicar a todos-, tendríamos que pedir directamente ser rescatados. Pueden imaginarse lo que supondría eso. Los mercados penalizan de manera implacable falsedades como ésta, y por eso sube la prima de riesgo hasta límites que no se podrán soportar, según los expertos, más allá de un mes o mes y medio en caso de continuar a los niveles de hoy (510 puntos). Exigimos explicaciones públicas. Debe hacerlo el gobierno central, los autonómicos madrileño y valenciano y el gobernador del Banco de España lo antes posible. Pero, sobre todo y antes que nadie, deben explicarse los gestores y responsables de Bankia. Es urgente decir la verdad, pase lo que pase, pero de una vez por todas para que se aplaquen los mercados o, cuando menos, nos traten por la situación real de nuestros bancos, y no por el miedo y la desconfianza. Aquí hay culpables y deben quedar al descubierto y pagar económica, administrativa o penalmente, lo que proceda. No podemos confiar en entidades y en políticos que llevan años engañando y mintiendo, y si el gobierno los respalda, acabaremos por no creerlo tampoco. Con su silencio, el gobierno está jugando con fuego. El Financial Times llama a Rajoy el presidente silencioso, y no es un halago sino una clara demanda de explicaciones. La táctica del toro mansurrón refugiado en tablas no es buena para un dirigente político. A más silencio, más desconfianza, peor trato de los mercados, más subida de la prima de riesgo, intereses más altos que pagar por la Deuda... En fin.
Se está llenando demasiado aprisa el vaso de la paciencia de los ciudadanos. Hay que rescatar a Bankia, como mal menor comparado con dejarla caer. De acuerdo. Pero si el Estado debe poner para eso más de 25.000 millones de euros , o sea más que los recortes en sanidad y educación..., que se toque la ropa el señor Rajoy y sus ministros. Si un familiar enfermo es mal atendido y no sana por falta de recursos; si un hijo tiene que dejar de estudiar su curso universitario próximo porque en la familia no hay dinero para pagar una matrícula que ha subido un 40% ..., el agravio comparativo va a ser inevitable. ¿Que me mandan a casa a medio curar -o algo peor- porque el dinero se ha destinado a tapar la sinvergonzonería que hicieron durante años los directivos de Bankia?, ¿que vamos a pagar más impuestos recibiendo peores servicios públicos porque hay que cubrir lo que despilfarraron esos dirigentes de las Cajas? Pues ya veremos. La sensación de injusticia es una de las que más airadas reacciones provoca, porque procede directamente de la dignidad herida. Y en esas estamos.

jueves, marzo 08, 2012

Revisión y marcha atrás

Hubo un tiempo en el que cuando la derecha llegó al poder mantuvo las leyes de contenido social y de desarrollo de las libertades que había puesto en marcha la izquierda, por más que desde la oposición las hubiera criticado en las calles del brazo de la Conferencia Episcopal. Hoy las cosas han cambiado. La mayoría absoluta alcanzada por el Partido Popular le da fuerza para revisar lo que quiera y se ha puesto a la tarea con la contundencia de quien no quiere perder un minuto. Entre que la gente está amedrentada por las turbulencias de la crisis y que se está asentando en el ambiente una conciencia de revisionismo general, el movimiento conservador prepara una contrarreforma de calado. La ideología marca territorios. Hay abundantes señales. Esta semana, el ministro Gallardón le ha dado la vuelta con descarada habilidad a la reforma de la ley que regula el aborto. Decía el titular de Justicia que “hay una violencia de género estructural que obliga a las mujeres a abortar”. Es decir, que los abortos se producirían porque el entorno violenta el derecho de la mujer a ser madre. Relaciona el aborto con la violencia de género estructural, fíjense cómo hila. Protejamos a la mujer –dice- para que críe niños porque ese es su principal derecho. El argumento es retorcido, porque lo que defiende en realidad –aunque lo cubra con otro ropaje, halagador incluso para la mujer- son las posiciones conservadoras de los grupos pro-vida y del fundamentalismo las que volverán a introducir en la legislación una moral religiosa muy contestada por las mujeres. Presupone que la mujer siempre quiere ser madre, cuando esto no real. El aborto se despenaliza en las sociedades modernas como un reconocimiento legal a la libertad de la mujer, y también como un acto de generosidad ante un hecho siempre desgraciado. La propuesta de Gallardón es un pendulazo: frente al exceso de la ley socialista, que borró la penalización convirtiendo al aborto exclusivamente en un derecho femenino, parece que la reforma amparará a la mujer hasta parir, para que no aborte. En esta regresión de derechos individuales que se prepara, no tardará en aparecer el argumentario conservador que trata a la homosexualidad como una enfermedad curable. La ley de matrimonios homosexuales es otro caballo de batalla que tiene el foco encima. Ningún mal hace a nadie reconocer por ley a una persona el derecho a decidir sobre su propia sexualidad. ¿A quién agrede que formen parejas y se amen y se casen? El matrimonio homosexual no va contra nadie y a nadie obliga. En el horizonte de revisionismo que va asomando, vuelve el concepto de la mano dura. Mano dura con las autonomías que, so pretexto de controlar el déficit y por la crisis, inician ya un peregrinaje hacia el adelgazamiento de competencias a recuperar por el Estado. Y mano dura con los vagos y maleantes. El ayuntamiento de Valladolid ha aprobado una ordenanza de convivencia ciudadana que prevé multas de 750 euros a los mendigos por pedir en la calle y de hasta 1.500 euros si acosan o coaccionan. Un mal chiste municipal, porque es inviable que un mendigo pague una multa de esa cuantía. Es una ley que no se cumplirá. ¿Le embargarán los cartones donde duermen o el fin último será internarlos en la cárcel? Se empieza por estas pamplinas y se acaba rehabilitando la ley de peligrosidad social. En fin, el discreto encanto de los conservadores está en la capacidad que siempre han tenido para vivir de un modo y aparentar otro, en mantener la fachada, la doble moral, los vicios privados y las públicas virtudes. Tiempos de revisión y marcha atrás.

domingo, febrero 05, 2012

ANESTESIADOS. Se pregunta el ensayista político italiano Raffaele Simone, en su obra “El monstruo amable”, si el concepto que tiene la sociedad de la izquierda continúa vigente hoy en día o está periclitado; si la izquierda será capaz de mantener un discurso atractivo para los pueblos europeos o, por el contrario, los esfuerzos que haga serán en vano porque no se la percibe acorde con los nuevos tiempos. Elmundo se está haciendo de derechas, viene a decir Simone, como conclusión de su análisis. Y sí. Observando la trayectoria de las sociedades de nuestro tiempo, ese parece ser el derrotero. El mundo se está haciendo de derechas. Hay muchos elementos que han confluido en la historia reciente en esa dirección: desde la caída de la URSS y el muro de Berlín hasta el giro completo del régimen chino, pasando por la reciente demostración de impotencia de la socialdemocracia, que no ha conseguido dar respuesta a la crisis, en contraste con las soluciones socialdemócratas de Keynes con las que se superó el crack del 29. Hoy día, entre la inoperancia de una socialdemocracia que se travistió de tercera vía –falsa- con Blair, la ensimismada de Francia y Alemania, la de Zapatero que anduvo a trompicones los años de su poder en España, la que se difuminó en las complacencias con el liberalismo en otros paises de la Europa comunitaria..., la izquierdamoderada es casi una entelequia. ¡Menudo camino le queda al PSOE! Merece analizarse con detenimiento lo que está ocurriendo; verificar por qué una crisis como la que atravesamos, provocada por el capitalismo, la esté pagando la izquierda de este modo implacable. ¿Es, acaso, que la socialdemocracia gobernante era más un cartel que unas políticas reales? ¿se han vuelto más atractivas las propuestas del ‘monstruo amable’ de la derecha o es que hemos devenido sociedades desactivadas e inermes, despreocupadas de quién y cómo se conquistó el estado del bienestar? Lo que es seguro es que la revolución tecnológica que se está desarrollando es un formidable sustrato, un impulso inagotable para la derecha. Si el fuerte de la izquierda son sus propuestas sociales, las nuevas tecnologías de la comunicación, por ejemplo, seducen a los individuos, los singulariza, les promete consumo atractivo y novedoso, les fascina con mundos virtuales, les da la globalización como un caramelo: ‘todo para ti, tú puedes, todo está lleno de oportunidades’..., como un campo de sorpresas en el que eres una cosa, sí, pero muy bien tratada para que sigas consumiendo. Y su mejor aliado son los medios de comunicación de masas, con el gran hermano -la televisión- como anestesiante implacable. Esto que les voy a contar y que puede parecer a mucha gente una cuestión subjetiva y opinable, es un método absolutamente objetivo y real. Hace veinticinco o treinta años, el tiempo medio de los planos de la televisión duraba el doble que ahora, cuando la media es de apenas cuatro segundos. Dicen los psicólogos de la comunicación que una persona sentada ante el televisor, viendo pasar las imágenes a ese ritmo, no tiene capacidad de procesar y racionalizar tanta información y actúa como una mente guiada y acrítica. Su conclusión es que el cerebro de un telespectador tiene menos actividad cerebral viendo la tele que cuando está durmiendo. Esta forma de persuasión debería ser muy preocupante, porque cosifica y bloquea la capacidad autónoma de reaccionar, pero pasa inadvertida. Pues este arsenal de técnicas de propaganda, de mercados, de creación de paraísos virtuales que prometen bienestar mientras se incautan de nuestro raciocinio.., todo esto que está en la modernidad lo maneja infinitamente mejor la derecha, la que ha fabricado lo del pensamiento único, un estándar de moral universal y ha inculcado el sentido de la competitividad como filosofía y motor de la vida. En este panorama, la maltrecha y confundida izquierda no tiene otra opción que reinventarse, aunque sólo sea para ponerle un parapeto ético y moral al monstruo amable que campea por el mundo. Insisto: la izquierda quiere más al hombre, pero la derecha lo conoce mejor.

domingo, octubre 23, 2011

Las varas de medir

Decía el periodista y político francés Georges Clemenceau que la guerra es demasiado importante para dejársela a los generales. También cabría decir que las leyes son demasiado determinantes en la vida de las personas como para dejar que las apliquen administradores parciales. Las leyes –bien lo sabemos- no siempre llevan a alcanzar la justicia. El proceso por el que el TSJA ha juzgado esta semana al juez de familia sevillano Francisco Serrano es el resultado de un acoso en el que participan las posiciones feministas más belicosas y determinado grupo de profesionales de la magistratura empeñados en una absurda guerra de sexos. Sólo desde esas posiciones radicales de batalla se puede explicar que la fiscal pidiera diez años de inhabilitación para él por unas horas en la entrega de un niño a la madre. (Se trata de un juez, digámoslo ya, que está en el punto de mira de ese grupo porque afirma cosas como que parte de las denuncias por malos tratos son falsas, o que será legal pero no justo que un mismo hecho sea considerado delito cuando lo hace el hombre y sólo falta cuando lo hace la mujer). El caso es este. Serrano tomó la decisión de permitir a un niño de once años, de padres separados, que se quedara con su progenitor un día más para participar en la salida de una cofradía de Semana Santa, de la que el menor es hermano. Por ese día más de lo señalado en el convenio de custodia le acusaron de prevaricación, que es el peor de los delitos imputables a un juez. Pero pasaron por alto al acusarle que la ley también prevé que las resoluciones judiciales den prioridad siempre al bienestar del menor. ¡Esa madre, diciendo que el cambio de custodia que hizo el juez le causó terror..! ¿Terror que su hijo quisiera disfrutar con su padre de una noche de procesión? Pero ¿qué sentido de maternidad es ese? El juez Serrano aplicó el sentido común a su resolución. El caso revisado ahora por el TSJA ya fue sentenciado por la Audiencia, que falló conforme lo decidido por el juez. ¿Habría que juzgar a la Audiencia por cometer prevaricación al haber dado la razón al ‘prevaricador’? Hay que bajar al terreno del sentido común y apear a los intransigentes encastillados en estas guerras. Al final, la fiscalía ha terminado cambiando su petición inicial de condena para el juez Serrano y pide ahora su libre absolución. No ha sido sólo un despropósito el intento de apartar al juez de la carrera judicial: puede haber delito por acusarle sin fundamento. A ver quién le resarce del escarnio público al que ha sido sometido durante este tiempo; a ver quién le redime de la pena de telediario por la que ha pasado. ¿Es que todo ese camino de calvario al que han sometido al juez Serrano va a quedar inmune?

Los cascotes del WTC

Parte de los cascotes de las torres gemelas de Nueva York le cayeron a ETA encima hace diez años. Al Qaeda consiguió sentar el consenso mundial de que no hay excusas que justifiquen ningún terrorismo. Hasta entonces, desde el exterior se miraba a los grupos terroristas como combatientes por la libertad de sus pueblos oprimidos; todavía los británicos hablan de los etarras como activistas y separatistas. Los movimientos rebeldes eran percibidos como víctimas de los Estados que presuntamente los reprimían. Hasta la inflexión de los atentados del 11-S, pocos países se tomaron la molestia de situar a ETA en su verdadero lugar de grupo sanguinario. De aquellos polvos... Conviene analizar con calma la nueva situación. ETA no ha claudicado por una convicción moral, sino porque el combate policial y judicial le ha estrangulado todas las opciones. Pero no se arrepiente. Continuará, pues, defendiendo con su entorno el objetivo de la independencia por otras vías y no serán menores los dolores de cabeza que provoque. (Esperemos que al final de la senda no le esté esperando Arzallus –el PNV- con la cesta para recoger la nueces del árbol estremecido, según su propia confesión tiempo ha). Ya han advertido los abertzales que el conflicto continúa. Sumado, el nacionalismo vasco en conjunto puede subir en apoyos y llegar a situaciones muy delicadas. La banda y su entorno han sacado el comunicado en plena campaña electoral para rentabilizarlo en las urnas. Campaña que corre el riesgo de envenenarse con la tentación de obtener réditos políticos. No hay que fiarse de ETA, la banda terrorista más cruel y duradera de Europa, que ni ha entregado las armas ni se ha disuelto. Sólo ha decidido no matar por ahora. Si dentro de un tiempo quiere, dirá que el Estado le sigue oprimiendo y volverá a las pistolas y las bombas. Son los mismos perros que han cambiado de estrategia. Eso es todo. Perder el realismo con los terroristas sería grave pecado de ingenuidad. A las víctimas les debemos todo el apoyo. Pero no pueden ser quienes marquen la actuación política al gobierno en adelante. Que asuma esto el PP, si es que le toca gobernar, porque en su núcleo están los rencores más acerados y resistentes. Prepárense también los vascos para un proceso que va a requerir mucha generosidad en la difícil marcha hacia la reconciliación. Es la gran victoria, políticamente póstuma, que se adjudica Zapatero. Empero, el adalid de la lucha antiterrorista de estos años ha sido Rubalcaba, quien tomó las riendas después del atentado de la T-4 de Barajas. Tanto acierto y, sin embargo, podría ocurrir que no rentabilizara, en la medida en que se le debe y lo merece, la deposición de los terroristas. Cosas de la política.

jueves, marzo 26, 2009

PERDONAD LA PETULANCIA

Ya me sé de qué va este mundo. Perdonad la petulancia.
He probado el factor humano a sorbos y a grandes tragos;
con voluntad o con resabios, según viniera,
y siempre constaté el mismo recorrido.

Un joven de las favelas de Río confidenció conmigo
que aspiraba a ser libre cuando yo lo entrevisté,
y un ‘niño de la guerra’, ya anciano y en Moscú,
me ofreció confusiones, borracho, y me repitió a Lenin
(“libertad, ¿para qué?”), ensimismado en su laberinto
y llorando por España..
Otra vez, una negra en Nueva York me ofreció sexo
por el mero exotismo de follarse al enésimo blanco.
(El valor de una muesca en la cacha de Evelyn...
Así dijo llamarse).
En Buenos Aires, me presentaron la religión de Maradona,
y sus feligreses lo creían, los muy boludos.

Wall Street, hora de la salida de los ejecutivos...
En tropel, engominados y enchaquetados y encorbatados.., caras de plástico.., sus carteras.., grandes autos negros esperando.., todo muy rápido, para esfumarse
en el artificio del dinero y la obsesión por la ganancia.
¿Y qué más?

En Santiago de Chile tuve que detenerme.
Impactado, contemplé los balazos
de Pinochet al Palacio de la Moneda y comprendí
la valiosa inyección de ideales en las últimas palabras
-¡qué hermoso poema su alocución de despedida, señores!-
de Salvador Allende en Radio Magallanes,
aferrado a la ley y a la libertad como única lógica viable:
“... que mucho más temprano que tarde,
de nuevo abrirán las grandes alamedas
por donde pase el hombre libre para construir
una sociedad mejor... Habrá una lección moral
que castigará la felonía, la cobardía y la traición”
(Y el transcriptor de esa lección moral fue el juez
Baltasar Garzón, deteniendo a Pinochet en Londres,
por genocida y terrorista, 25 años después del golpe.
Garzón –Allende admirado- castigó la felonía,
la cobardía y la traición: tal como tú profetizaste.
¡Qué pocos ejemplos de reparación da la Historia!).

He pasado miedo nocturno en el metro de Brooklyn,
pero mucho más de día en Tetúan,
cuando un joven iluminado, un islamista
-que luego habrá sido miembro de Al Qaeda-,
me asaltó en frío, en la terraza de un café,
para recriminarme, con ojos inyectados de odio,
que yo no creyera en Dios.
O en Turquía, donde quisieron canjearme
mi mujer por una alfombra. (¡Y quieren ser Europa..!)

He sentido la ausencia entre las muchedumbres,
la lúcida soledad del que se sabe solo en compañía,
la certeza del que describe un camino andando
-Machado admirable y admirado-,
sin saber dónde te aguardará el final,
la sospecha de que no somos un proyecto...

Y la conclusión:
No sé bien a dónde tenía que ir,
cuál era el camino y si había meta.
Lo que sé con certeza hoy es que no he llegado.

Pero pregunten al chico de la favela,
al borracho de Moscú,
a la puta negra de Nueva York..,
incluso al juez Garzón...
y si tienen mejor respuesta, acéptenla...
No es la mía.

Me queda nada que saber del mundo.
Perdonad la petulancia.
El secreto de los horizontes se descubre marchando,
verificando el círculo donde nos encierra el tiempo.

Esto debe ser todo. O casi todo...