viernes, abril 06, 2007

¡Que viene Pere Navarro!

Estamos a mitad de la Semana Santa y ya se superan los sesenta muertos en las carreteras. Dijo el director general de Tráfico, antes de comenzar la operación salida, que si el número de víctimas supera esta vez el centenar (el año pasado murieron 110 personas), algo habrá fallado y deberán tomarse otras medidas. Siguiendo la progresión de la fría estadística, es más que probable que así ocurra. Y entonces, cuando el lunes o el martes próximos facilite el balance final de la tragedia, tendrá que reconocer que el carnet por puntos, con ser una medida adecuada, no es suficiente para disminuir la siniestralidad en las carreteras.
Estoy deseando escuchar al señor Pere Navarro dando explicaciones que consistirán en culpar a los conductores por sus imprudencias, al exceso de velocidad, a la lluvia... ¡y anunciando nuevas medidas represoras! Tendrá que sacar algo aún más duro para justificarse. ¡Que tiemble todo aquel que ponga sus manos sobre un volante, porque este desastre lo arregla el señor Navarro o nos criminaliza a todos y nos fríe a multas! ¿Educar, concienciar? ¡Quiá... Eso, en las escuelas!

-. Oiga, ¿y no sería apropiado que hubiera más guardia civil vigilando en las carreteras?, ¿o que se corrigieran los puntos negros que de las carreteras? ¿No cree el señor Navarro que hay que perseguir a otras faltas con tanto ahinco como a la velocidad? Las propias estadísticas de Tráfico revelan que sólo uno de cada cinco accidentes es provocado por velocidad inapropiada; entonces, ¿por qué tanta obsesión con la velocidad y sólo con la velocidad? Porque es lo más fácilmente verificable, -me dice Pascual Rivas-.

Claro, claro: también en esto del tráfico, las autoridades se aplican a lo más llamativo y más fácil. Y lo más fácil es considerar a todo conductor, en principio, como un presunto delincuente, sancionar de manera implacable al que supera los límites de velocidad (no importa que sean velocidades bajas) y amenazarle con pérdida de puntos y males sin cuento. ¿Ha renunciado Tráfico a impartir conciencia de responsabilidad y autocontrol a los conductores? No es que haya renunciado, es que nunca se lo planteó.

Miedo da pensar lo que nos puede estar preparando Pere Navarro después de esta fallida Semana Santa. Que san Cristóbal nos coja confesados.

domingo, abril 01, 2007

Incomprendidos y silenciados

Me impactó Santiago, el cura de El Cerro de Andévalo, en su homilía de la misa del sábado. Recordaba cómo una encuesta reciente confirma que la iglesia católica es la penúltima institución menos valorada por los españoles. Y lo decía con una marcada desesperanza en la voz, para añadir a continuación, desde su conocida austeridad de castellano, sin énfasis añadido pero desde un sentido desencanto:

-. ¡Con todo lo que estamos haciendo..!

El cura Santiago puede decirlo así con toda propiedad, y sentirse frustrado y no comprender qué está pasando para haber llegado a esta situación de marginalidad de la iglesia católica en la vida de los españoles. Tiene la autoridad moral y la legitimidad que le dan su dedicación plena a la gente más necesitada, su austero modo de vida, su ejemplo vivo de hacer iglesia.


-. Esto nos debe concernir a todos, porque todos somos iglesia, -añadía. ¿Qué estamos haciendo mal para merecer esta falta de aprecio?, -se preguntaba seguidamente.

Me dieron impulsos de contestarle:

-. Tú, buen Santiago, no estás haciendo mal nada. Pero la jerarquía de la iglesia a la que representas sí está dando un ejemplo continuado de distancia, de incomprensión con los problemas de la gente. Sacerdotes como tú estais pagando, del todo injustamente, la actitud errática de la Conferencia episcopal, más ocupada en peleas políticas que en aplicar -como haces tú y tantos como tú- el mensaje de Cristo.

Si a esa lejanía de la cabeza de la iglesia se añade el hedonismo de esta sociedad, su pérdida de fe religiosa y el deconcierto de los valores en que vivimos, ahí tienes, admirable cura Santiago, gran parte de la respuesta. Pero no te desanimes, que los ejemplos abnegados y callados como el tuyo siempre llegan al corazón de la gente. Sigue interpretando y aplicando el mensaje cristiano como lo vienes haciendo.