Estamos a mitad de la Semana Santa y ya se superan los sesenta muertos en las carreteras. Dijo el director general de Tráfico, antes de comenzar la operación salida, que si el número de víctimas supera esta vez el centenar (el año pasado murieron 110 personas), algo habrá fallado y deberán tomarse otras medidas. Siguiendo la progresión de la fría estadística, es más que probable que así ocurra. Y entonces, cuando el lunes o el martes próximos facilite el balance final de la tragedia, tendrá que reconocer que el carnet por puntos, con ser una medida adecuada, no es suficiente para disminuir la siniestralidad en las carreteras.
Estoy deseando escuchar al señor Pere Navarro dando explicaciones que consistirán en culpar a los conductores por sus imprudencias, al exceso de velocidad, a la lluvia... ¡y anunciando nuevas medidas represoras! Tendrá que sacar algo aún más duro para justificarse. ¡Que tiemble todo aquel que ponga sus manos sobre un volante, porque este desastre lo arregla el señor Navarro o nos criminaliza a todos y nos fríe a multas! ¿Educar, concienciar? ¡Quiá... Eso, en las escuelas!
-. Oiga, ¿y no sería apropiado que hubiera más guardia civil vigilando en las carreteras?, ¿o que se corrigieran los puntos negros que de las carreteras? ¿No cree el señor Navarro que hay que perseguir a otras faltas con tanto ahinco como a la velocidad? Las propias estadísticas de Tráfico revelan que sólo uno de cada cinco accidentes es provocado por velocidad inapropiada; entonces, ¿por qué tanta obsesión con la velocidad y sólo con la velocidad? Porque es lo más fácilmente verificable, -me dice Pascual Rivas-.
Claro, claro: también en esto del tráfico, las autoridades se aplican a lo más llamativo y más fácil. Y lo más fácil es considerar a todo conductor, en principio, como un presunto delincuente, sancionar de manera implacable al que supera los límites de velocidad (no importa que sean velocidades bajas) y amenazarle con pérdida de puntos y males sin cuento. ¿Ha renunciado Tráfico a impartir conciencia de responsabilidad y autocontrol a los conductores? No es que haya renunciado, es que nunca se lo planteó.
Miedo da pensar lo que nos puede estar preparando Pere Navarro después de esta fallida Semana Santa. Que san Cristóbal nos coja confesados.
-. Oiga, ¿y no sería apropiado que hubiera más guardia civil vigilando en las carreteras?, ¿o que se corrigieran los puntos negros que de las carreteras? ¿No cree el señor Navarro que hay que perseguir a otras faltas con tanto ahinco como a la velocidad? Las propias estadísticas de Tráfico revelan que sólo uno de cada cinco accidentes es provocado por velocidad inapropiada; entonces, ¿por qué tanta obsesión con la velocidad y sólo con la velocidad? Porque es lo más fácilmente verificable, -me dice Pascual Rivas-.
Claro, claro: también en esto del tráfico, las autoridades se aplican a lo más llamativo y más fácil. Y lo más fácil es considerar a todo conductor, en principio, como un presunto delincuente, sancionar de manera implacable al que supera los límites de velocidad (no importa que sean velocidades bajas) y amenazarle con pérdida de puntos y males sin cuento. ¿Ha renunciado Tráfico a impartir conciencia de responsabilidad y autocontrol a los conductores? No es que haya renunciado, es que nunca se lo planteó.
Miedo da pensar lo que nos puede estar preparando Pere Navarro después de esta fallida Semana Santa. Que san Cristóbal nos coja confesados.