lunes, julio 02, 2007

Más Europa


La cumbre celebrada la pasada semana en Bruselas ha sido tan importante para reactivar la marcha de la Unión Europea que todos tienen esa sensación que queda cuando se ha atravesado con éxito por una cuerda sobre el abismo. Fue tan difícil recomponer aceptablemente los añicos dispersos de la ensoñación constitucional que, aun estando asentada sobre un fracaso, la reforma alcanzada el viernes 22 de junio supo a triunfo. A fin de cuentas, se cumplía una vez más un nuevo avance de Europa superando una crisis. ¿Se ha perdido la inocencia filantrópica de otros tiempos al encarar el futuro de la Unión? Muchos observadores afirman que sí, que se están imponiendo los egoísmos nacionalistas, en perjuicio de la generosidad de miras que caracterizó la actitud de los socios en épocas pasadas. La Unión se ha vuelto más amplia, más compleja, más diversa en culturas y en intereses. Pero la última cumbre del Consejo Europeo ha vuelto a poner de manifiesto quiénes son los que enarbolan la bandera del europeísmo y cuál es su liderazgo. Y España continúa en ese grupo de países europeístas y va enganchada al grupo selecto de los países influyentes. Esto es un hecho evidente, al margen de lo que puedan pretender intereses partidarios de un momento. Ahora, la Unión tiene agenda y objetivos más cimentados. Y camino por recorrer. Pírrica victoria o bendito fracaso, como se quiera. Pero Europa se mueve y avanza. Se trataba de eso.