domingo, febrero 05, 2012

ANESTESIADOS. Se pregunta el ensayista político italiano Raffaele Simone, en su obra “El monstruo amable”, si el concepto que tiene la sociedad de la izquierda continúa vigente hoy en día o está periclitado; si la izquierda será capaz de mantener un discurso atractivo para los pueblos europeos o, por el contrario, los esfuerzos que haga serán en vano porque no se la percibe acorde con los nuevos tiempos. Elmundo se está haciendo de derechas, viene a decir Simone, como conclusión de su análisis. Y sí. Observando la trayectoria de las sociedades de nuestro tiempo, ese parece ser el derrotero. El mundo se está haciendo de derechas. Hay muchos elementos que han confluido en la historia reciente en esa dirección: desde la caída de la URSS y el muro de Berlín hasta el giro completo del régimen chino, pasando por la reciente demostración de impotencia de la socialdemocracia, que no ha conseguido dar respuesta a la crisis, en contraste con las soluciones socialdemócratas de Keynes con las que se superó el crack del 29. Hoy día, entre la inoperancia de una socialdemocracia que se travistió de tercera vía –falsa- con Blair, la ensimismada de Francia y Alemania, la de Zapatero que anduvo a trompicones los años de su poder en España, la que se difuminó en las complacencias con el liberalismo en otros paises de la Europa comunitaria..., la izquierdamoderada es casi una entelequia. ¡Menudo camino le queda al PSOE! Merece analizarse con detenimiento lo que está ocurriendo; verificar por qué una crisis como la que atravesamos, provocada por el capitalismo, la esté pagando la izquierda de este modo implacable. ¿Es, acaso, que la socialdemocracia gobernante era más un cartel que unas políticas reales? ¿se han vuelto más atractivas las propuestas del ‘monstruo amable’ de la derecha o es que hemos devenido sociedades desactivadas e inermes, despreocupadas de quién y cómo se conquistó el estado del bienestar? Lo que es seguro es que la revolución tecnológica que se está desarrollando es un formidable sustrato, un impulso inagotable para la derecha. Si el fuerte de la izquierda son sus propuestas sociales, las nuevas tecnologías de la comunicación, por ejemplo, seducen a los individuos, los singulariza, les promete consumo atractivo y novedoso, les fascina con mundos virtuales, les da la globalización como un caramelo: ‘todo para ti, tú puedes, todo está lleno de oportunidades’..., como un campo de sorpresas en el que eres una cosa, sí, pero muy bien tratada para que sigas consumiendo. Y su mejor aliado son los medios de comunicación de masas, con el gran hermano -la televisión- como anestesiante implacable. Esto que les voy a contar y que puede parecer a mucha gente una cuestión subjetiva y opinable, es un método absolutamente objetivo y real. Hace veinticinco o treinta años, el tiempo medio de los planos de la televisión duraba el doble que ahora, cuando la media es de apenas cuatro segundos. Dicen los psicólogos de la comunicación que una persona sentada ante el televisor, viendo pasar las imágenes a ese ritmo, no tiene capacidad de procesar y racionalizar tanta información y actúa como una mente guiada y acrítica. Su conclusión es que el cerebro de un telespectador tiene menos actividad cerebral viendo la tele que cuando está durmiendo. Esta forma de persuasión debería ser muy preocupante, porque cosifica y bloquea la capacidad autónoma de reaccionar, pero pasa inadvertida. Pues este arsenal de técnicas de propaganda, de mercados, de creación de paraísos virtuales que prometen bienestar mientras se incautan de nuestro raciocinio.., todo esto que está en la modernidad lo maneja infinitamente mejor la derecha, la que ha fabricado lo del pensamiento único, un estándar de moral universal y ha inculcado el sentido de la competitividad como filosofía y motor de la vida. En este panorama, la maltrecha y confundida izquierda no tiene otra opción que reinventarse, aunque sólo sea para ponerle un parapeto ético y moral al monstruo amable que campea por el mundo. Insisto: la izquierda quiere más al hombre, pero la derecha lo conoce mejor.

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